Toda su vida sostuvo
que los periódicos lo habían calumniado vilmente;
que él no tuvo la culpa por la caída de Minerva,
que sólo quiso ayudarla.
El pobre se hundió tanto en el pecado que no veía
que solo con intentar, como él decía, ayudarla,
había transgredido la ley humana y la divina.
Caminante, una antigua advertencia para ti:
si tus caminos han de ser amables
y todas tus sendas de paz,
ama a Dios y guarda sus mandamientos.
Edgar Lee Master: Spoon River Anthology
Traducción: © Jorge Salcedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario