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23 de junio de 2012

Dagoberto Valdés y el futuro de Cuba


Dagoberto Valdés. © childrenoftherevolution

Cuba sí tiene pensamiento, proyectos y protagonistas para su futuro, titula Dagoberto Valdés un trabajo reciente que señala puntualmente los espacios donde se generan las ideas y los proyectos políticos, culturales, económicos y sociales para el futuro de Cuba, según el autor; también nos remite a dos investigaciones biográficas donde estarían los nombres de sus “protagonistas”: Organizaciones de la sociedad civil cubana no reconocidas legalmente (2004), de Alberto F. Álvarez García, y Quién es quién en la política cubana (2005), un obra coordinada por Julio Aleaga Pesant —y actualizada, por cierto, en el 2011. Por último, propone la creación de un sitio web con tres portales: “Pensamiento para el futuro de Cuba, Proyectos y programas para el futuro de Cuba y Protagonistas para el futuro de Cuba.” 

Ignoro por qué este escrito de Dagoberto Valdés apareció en Google Documents el pasado 12 de junio y no en una publicación de dentro o fuera del país, con mayor visibilidad. La merece, como casi todos los ensayos y artículos de este intelectual pinareño. También merece unas cuantas respetuosas objeciones, y aquí adelanto la primera. Si por el “futuro de Cuba” se entiende la democracia, es prematuro afirmar que el país cuenta ya con los “protagonistas para su futuro”. Los protagonistas de una Cuba democrática serán, primeramente, sus representantes libremente elegidos. Es fácil reconocer que la población de la isla no tiene auténticos representantes, pero se suele escamotear que el movimiento pro democrático cubano tampoco cuenta con ellos. Disimular esta carencia con un elogio suerfluo de la pluralidad, la autonomía y la diversidad, como ya es tradición entre opositores, activistas, blogueros, periodistas independientes… nos hace un flaco favor, pues nos impide encarar y superar nuestras propias limitaciones. Si se quiere una salida pacífica y negociada de la crisis cubana a través del diálogo con el Gobierno, habrá que determinar quiénes representan al movimiento pro-democrático cubano en ese diálogo. Y habrá que determinarlo de manera inclusiva, transparente, democrática, dentro y fuera de Cuba. No es legítimo asumir ese liderazgo por decreto ni basándose en más consideraciones que las preferencias explícitas de aquéllos que se pretende representar.

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