Viven de no dejar vivir, son excelentes compatriotas

Ya comenzaron de nuevo. ¡Qué previsible es esta gente!

Apenas rompe la campaña y aparecen los de siempre con su veneno inconfundible, el mismo fanguito insidioso del cubano que vive justo de no dejar vivir.

De no dejar vivir al cubano.

Justo como cuando Jama. La misma gente, el mismo brete, las mismas insinuaciones.

Abrimos una página para exigir la libertad inmediata de los presos políticos y dejar constancia pública de la responsabilidad del gobierno en la muerte de Orlando Zapata. Abrimos una página para multiplicar la presión sobre la tiranía y lograr que suelte a los que tiene cumpliendo unas condenas tan largas que son, bien lo saben ellos, los de la baba alevosa, lentas condenas a muerte. Abrimos una página con el objetivo de no dejar salir de las noticias a los presos de conciencia mientras el gobierno no los deje salir de sus prisiones. Pero no, no es por eso. Es por amor a lo macabro, por disfrutar el melodrama, o por algo peor.

¿De qué se asombra esta gente cuando Fidel Castro acusa a los disidentes cubanos de mercenarios, camajanes, delincuentes comunes? ¿Con qué cubano deficiente, disminuido o tracatán se habrán topado hasta ahora para creerse que tienen el monopolio del tema y la iniciativa pública en lo que a Cuba respecta? Cuba soy yo, podrían decir, emulando a Luis XIV. Si Cuba no pasa por ellos: el mismo fanguito insidioso.

Y lo jodido es que no tienen mucho más que ofrecer.