Para El YoyiLos carnavales éramos tú y yo,
el Redo, el Milo, el Lechu, la Revé
y un exceso de vida andando a pie
y una risa que el tiempo madrugó.
No me mueve el ayer ni la nostalgia
para evocar la vida en aquel muro:
la muerte prematura, el prematuro
abandono de todo y de su magia.
La Piragua era sólo un timbiriche
que se hacía vivible frente al mar
cuando no lo inundaba el popular
pueblo nuestro, prendido de un afiche.
Y ahora, ese pueblo es todo lo que queda.
O una cosa peor, que lo remeda.
2 comentarios:
Nunca pude averiguar quién era Guillermo Trujillo.
Bueno, la piragua de Guillermo Cubillos es una de mis memorias más remotas, bien temprano en la infancia. O al menos eso creo. Habría que ver cuándo salió.
La Piragua del poema, por suerte o por desgracia, no navega.
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