18 de agosto de 2008

Al cumplir diez


Aquí va mi traducción de On Turning Ten, de Billy Collins. Un poema que sonríe con la obsesión favorita de todos los poetas: el tiempo. Les aconsejo escuchar al autor recitando el poema.

Sólo de pensar en ello
me siento a punto de enfermar con algo.
Algo peor que un cólico
o el dolor de cabeza que me provoca leer a media luz.
Algo parecido a un sarampión del espíritu,
unas paperas de la psiquis,
una horripilante varicela del alma.

Me dices que es temprano para mirar atrás.
Seguramente has olvidado
la perfecta simplicidad de tener uno
y la maravillosa complejidad que traen los dos.
Pero yo puedo tenderme en la cama y recordar cada dígito.
A los cuatro, fui un hechicero árabe.
Podía hacerme invisible
sólo con sostener mi vaso de leche en cierta forma.
A los siete fui un soldado; a los nueve, un príncipe.

Ahora, en cambio, la paso parado en la ventana
contemplando la luz última de la tarde.
Nunca antes estuvo tan solemne
sobre el costado de mi casa del árbol,
mi bicicleta nunca se se reclinó al garaje
como lo hace hoy,
agotada su azul velocidad.

Aquí comienza la tristeza, me digo,
mientras voy en zapatillas atravesando el universo.
Es la hora de despedirme de mis amigos imaginarios,
es la hora de trasponer el primer gran número.

Parece que fue ayer no más cuando creía
que no había otra cosa bajo mi piel sino luz.
Si me hubieses cortado, brillaría.
Pero ahora, cuando caigo en las aceras de la vida,
me desgarro la piel. Sangro.

Foto: Boy, escultura de Ron Mueck, fotografiada por Jonas Vos.

3 comentarios:

Eufrates del Valle dijo...

Pensamos igual, lo unico que el tuvo la brillantez de saber expresarlo!!!!

Anónimo dijo...

Tirofijo es:

Heriberto Hernandez Medina.

Anónimo dijo...

Y quién es ese Heriberto H. M., es que no conozco a nadie, ni siquiera a Salcedo, aunque me gustan mucho sus poemas.