4 de agosto de 2008

Y entonces olerás como he vivido*



A mí se me olvidó bañarme, amada,
tengo un olor de ayer, de legionario,
tú, que has sido mi guerra y mi sudario,
reconocerás esta marejada.

Lo descubrí mientras me preparaba
para la cama, tras un día diario.
Al menos es vital, no funerario.
No pretendo excusarme, lo anotaba.

Amada, no te alejes. Conversemos.
La noche es fresca, préstame tu oído,
quiero prensar mi mano en tus rodillas.

Reconozco mi hedor. Pero olvidemos.
Gracias por comprender. Ya estoy dormido.
¡Qué haces, bruta, eso me da cosquillas!

(Ilustración: Edgar Degas: Woman in the Bath, 1886. Fuente: Wikipedia)
*Hay un verso muy similar de Vallejo, pero el suyo es incomprensible :-D

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy personal, ¿eres tú?

Isis dijo...

Bueno, las feromonas...
Gracias por el Degas, uno de mis preferidos.

Jorge Salcedo dijo...

Anónimo, claro que soy yo, pero también eres tú. Si soy sólo yo, entonces no es un poema.

Jorge Salcedo dijo...

Isis, las feromonas, sí. Creo que tendría trece o catorce años cuando escuché sobre "la química" amorosa. Me pareció un poco reduccionista, pero luego, con el tiempo, fui descubriendo el innegable lugar de la química en nuestro comportamiento. Sigo pensando, sin embargo, que el fenómeno trasciende lo químico; a menos que comencemos a hablar de una química verbal, una química visual, muy mediatizadas —un escrito, una pintura, por ejemplo— y cosas similares, que me parece que pueden prescindir del estímulo químico. Las feromonas del espíritu.