Rojo que te quiero rojo
como un aborto espontáneo,
malogrado, sucedáneo,
de ti nos queda un sonrojo.
Con el rabito del ojo
y la cabeza ladeada
sobrevives en
la nadacotidiana, colectiva,
¡por cada oveja una chiva
con la mano en la quijada!
Foto: Epidemia, de Alina Sardiñas/f16
1 comentario:
Sin coda posible.
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