Dios se apiade de aquellos
Que padecen de una forma perversa de religión—
O, para decirlo de un modo menos equívoco,
Que padecen de un exceso de religión—
O, para no darle más vueltas,
Que padecen de religión.
Infórmeles el Señor a esos católicos protestantes o protestantes católicos
Que en Irlanda del Norte se acuestan en la noche del sábado
Anticipando el Servicio de la mañana siguiente
Que sólo por esta vez deben hacer otros planes—
Un fuerte resfriado, descomposición de estómago, un tendón desgarrado,
Y algo similar para sus hijos—
De modo que no estén presentes para formar una congregación
En una iglesia lo suficientemente grande para una pequeña masacre.
Dispón este indulto, Señor,
Y si no puedes con tan poco, por el amor de Cristo
Ponlo en manos de Alá.
Logre el Señor con la asistencia de Alá
Prestarle atención a los gritos de esos chiquillos de Beirut
Que tienen la suerte dudosa de tener menos de diez años
Y habitar en las proximidades de una facción de la OLP
Que en este mismo instante está siendo exterminada por otra facción de la OLP,
Colúmpielos ligeramente el Señor de modo que los cohetes
No desmembren sus pequeñas personas irreparablemente.
De los mayores de diez años no nos vamos a ocupar,
No pedimos la luna,
Sus madres, sobra decirlo, saben muy bien lo que les espera.
Componlo, Dios. Ocúpate, Al,
Y si resulta más de lo que pueden disponer,
Péguenle un timbrazo a Jehová.
Logren el Señor y Alá con el proverbial aparato
De ventas y el extensivo respaldo de Jehová
Montar un esfuerzo conjunto para dejar de comer mierda
Por, entre otras, las siguientes razones:
Para prevenir que en el anual tiroteo entre dos clases de cristianos
Se disecte a una anciana que escuchó la voz de "¡Agáchate!"
Pero no alcanzó la mesa a causa de la ciática
(elevada sea su joroba)—
Para prevenir que los drusos y los judíos o los judíos y los drusos,
Mientras se acribillan desde los extremos opuestos
De una colina o un puente,
Salpiquen con la metralla el hospital de intervención
Cuyos pacientes sufren desórdenes mentales,
Y exacerben de este modo en sus ya inestables mentes
Una previa asaz aguda sensación de inseguridad
(sean sus camisas de fuerza chalecos antibalas)—
Para prevenir que Iraq e Irán o Irán e Iraq se malogren,
No en la tradicional manera islámica
De encontrarse el uno al otro insuficientemente fanáticos,
Sino con un giro irónico
Mediante el cual el hasta ahora impenetrablemente sórdido
Ayatola o Arsola
Sea eclipsado por su propio elegido,
Ese cretino extravagante todavía más sádico
del Hayula o Payola,
Quien tortura a las mujeres enfrente de sus maridos
Como un enérgico recordatorio, sin dudas superfluo,
De que no pueden enfrentarse a la mezquita central
(sean sus gritos ensordecedores)—
Y quien también, si aquello no funciona,
Tortura conjuntamente a las madres y a los hijos
(enloquecidos sean todos lo más pronto posible),
Con la intención de que los padres admitan
Haber estado planeando el derrocamiento del régimen—
Una acusación bien fantástica, una vez que uno considera
Que el derrocamiento del régimen no ha podido lograrse
Con la intervención de Alá en misión solitaria
O en combinación con El Señor, Jehová,
Buda, el Espíritu del Mundo y todos y cada uno
De los reconocidos avatares de Dios.
Siempre confiando en que Ellos están trabajando en eso.
Siempre confiando en que a Ellos les preocupa
Eso o cualquier otra cosa.
Pero esto es ya pecado de desesperación.
—Clive James
Título original: Will Those Responsible Come Forward?. Tomo la versión del libro Opal Sunset: Selected Poems, 1958-2008. W. W. Norton & Company. New York-London, 2008. Según observo en el link, el poema aparece ya en Other passports: poems 1958-1985. London: Picador, 1987.
Traducción: © Jorge Salcedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario