29 de enero de 2009

15. La señora de Benjamin Pantier

Ya sé que él dijo que atrapé su alma
con una trampa que lo desangró.
Y que todos los hombres lo querían bien
y casi todas las mujeres lo compadecieron.
Pero supón por un momento que tú eres una dama
auténtica, con gustos delicados,
y que odias el olor de la cebolla y el scotch.
Y que la "Oda" de Wordsworth se desliza en tu oído
mientras él va de la mañana a la noche
repitiendo fragmentos de esa cosa ordinaria:
"¿Oh, por qué ha de ser el alma de los mortales orgullosa?"
Y supón, además,
que eres una mujer muy bien dotada,
y que el único hombre con quien la ley y la moral
te permiten tener relaciones carnales
es ese mismo hombre que te llena de asco
cuando piensas en ello —y tú piensas en ello
cada vez que lo ves…
Pues por esa razón lo saqué de la casa
a vivir con su perro en un cuartucho lúgubre
detrás de su oficina.

Edgar Lee Master: Spoon River Anthology
Traducción: © Jorge Salcedo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estos dos ultimos, par de poemas soberbios!