La muerte no: la víspera, el presagio,
el rumor, el indicio, la sospecha,
la feliz coincidencia de una fecha,
el remo a la deriva, no el naufragio.
La demora, su miel y su contagio,
el enigma, la duda insatisfecha,
la alineación astral, la última flecha,
un semblante, un silencio, algún adagio.
La ausencia, el desencuentro, la agonía
acumulada, no la suya, ésta
que tensa los estambres de la araña
y con su propia maña y simetría
dispone los cristales de la fiesta
y mece por su cuello la guadaña.
2 comentarios:
Ya vez. Nada que decir. Un buen poema. La mejor manera de entender una crítica, de reaccionar a ella.
Sin coda posible.
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