8 de mayo de 2009

Elegía

Mira las hojas caerse. Vete haciendo a la idea.
El barrio es menos nuestro, el viento mueve a lágrimas.
El hombre que arreglaba su jardín, al final de la calle,
no va a sentarse más en el portal, frente al jardín.
Esta es la muerte, familiarizando.
Esta es la muerte, aunque solo parece
la brisa del primer día de primavera.

Mira las hojas caerse.
Cada día conozco más gente que no existe.
Si yo tuviera báculo y barba ensortijada
me detendría a hablar de las generaciones,
del polvo y de la extraña ceguera del presente.
No voy a hablar siquiera de mi vecino, el que murió,
sino del breve parpadeo del tiempo
y de la brisa, imitando la muerte.

Mira las hojas caerse.
Esta es la muerte, personalizando.
Esta es la muerte, nuevamente en el barrio
como si ya se conociera sus calles
y a cada uno de nosotros, santo y señas.
“¡Dónde estará Termita!”, se extrañará la muerte
al no verme entre aquellos callejones,
mirando el cedro de la primavera,
reconfortando a los sobrevivientes.

1 comentario:

Ley Martinez / de Cero Circunloquios dijo...

genial hermano, usted es de mis poetas preferidos.