Pussy Riot y Macho Muchacho

Si alguien creía que el rock había perdido su espíritu o carecía de talento para salvarlo como género en el siglo XXI, aquí hay dos agrupaciones para refutarlo. La primera es una banda rusa de punk-rock feminista que está hoy en todas partes —sobre todo en las noticias y en las redes sociales— y que mantiene relaciones conflictivas con Dios y con el presidente de la KGB, Vladimir Putin. Se hacen llamar Pussy Riot —un nombre tan sugestivo que debería garantizar la inmortalidad a cualquiera, y dos años de cárcel a cualquier ruso en la Rusia de Putin. Putin y Dios se han encargado de garantizar que así sea. La segunda es una banda de “rock matemático” de Guayaquil, Ecuador —no confundir con Guayaquil, Ecuador— que me tropecé deambulando por los vericuetos de Twitter y que suena muy bien. “Suena muy bien” es lo máximo que me permito elaborar cuando hablo de música. Sobre el sonado performance de Pussy Riot en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, les sugiero leer La imaginación radical, de Rafael Rojas. Sobre Macho Muchacho, deléitense escuchando cualquiera de las dos piezas que les pongo más abajo. Los estilos musicales y los nombres tan opuestos de estas dos bandas de rock en las antípodas del planeta me han sugerido una especie de magnetismo hormonal y no me ha quedado más remedio que juntarlos aquí. Pussy Riot para Macho Muchacho y Macho Muchacho para Pussy Riot. El rock vive intensamente en las cárceles de Rusia y en la costa de Ecuador.