Él es paciente, no iracundo.
Se sienta en silencio antes de juzgar.
Te observa inclusive cuando no te mira.
Mora muy lejos, pero atiende la aldea.
Vela por sus hijos y los deja triunfar.
Los hace reír —y ellos se ríen.
Jajajá —el padre de la risa.
Su ojo rebosa alegría.
Descansa en el cielo como enjambre de abejas.
Obatalá —el que convierte la sangre en niños.
Invocación yoruba. Traducción de la versión inglesa de Ulli Beier, en A Book of Luminous Things, de Czeslaw Milosz
3 comentarios:
Es hermoso, Salcedo
Muy bueno. La primera estrofa es el sueño de cualquier deidad.
Ese es precisamente mi santo patrón yoruba. Oxalá para el rito Macumba en Brasil.
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