El Palacio de los Pioneros

Vivir es ver volver, enseña Luis Rosales.
Y hoy vamos al Parque Lenin,
el Palacio de los Pioneros
o no recuerdo qué, y yo soy ingeniero
en te-le-co-mu-ni-ca-cio-nes.
Corriente alterna, corriente directa.
La profesora amable, los corredores amplios
y más amplios aún los barandales
en la terraza, en donde baila el viento.
Yo soy ingeniero en telecomunicaciones
y he jugado pelota, o más bien cuatro-esquinas
para matar la espera de la guagua Girón
que me ha traído aquí. Ahora estoy jugando
con un kit de ingeniero,
corriente alterna, corriente directa,
y pensando en los peters y africanas
de los quioscos, a los que quizás vayan
los ingenieros, al final del día,
cumplidas nuestras metas y labores.
El Parque Lenin es un parque hermoso.
La llanura, las cañas, la presa, el anfiteatro,
pero los ingenieros irán al quiosco más cercano
—¡no vayan a encontrarse con Reinaldo Arenas!—,
comprarán golosinas que no hay en otra parte
sino en el Parque Lenin, el Palacio de los Pioneros
o no recuerdo qué,
corriente alterna, corriente directa,
montaremos de vuelta en la guagua Girón
con la boca y las manos sucias de chocolate
y la conciencia limpia del deber cumplido.
La próxima semana volveremos,
corriente alterna, corriente directa,
en la guagua Girón, al Parque Lenin, para ser ingenieros,
corriente alterna, corriente directa,
con la boca y las manos sucias de chocolate.